Objetos poéticos
Objetos intervenidos manualmente / 2017
Como la seda
Se deslizan los envolventes hilos en el nido de la crisálida para terminar con la clausura, o para entreabrir el reino de las metamorfosis hacia la luz, después del éxodo eviterno de las quimeras infrecuentes. La maniobra es de una gran complejidad, si se tienen en cuenta la fuerza y el poder constante de la costumbre. Pero la mariposa arranca el vuelo, aunque primero desentumece las alas, las agita y, ya, disfruta del océano rizado por el viento suave de la determinación…
Las cenizas del pasado remoto, a veces, se ciernen, o depositan su levedad sobre los poemas, que son objetos sustraídos de la memoria de tantos horizontes todavía por conquistar. Las miradas se aproximan, siempre singulares, para alcanzar la satisfacción de la belleza, pero también para arriesgar en el análisis profundo de los episodios que convocan. Todos los poemas son finos retales de la seda que los envuelve, y miembros de una estirpe que vaga por el Ponto inalterable de los tiempos. Podrían ser considerados hijos de la fascinación. Y dueños de su propia magia recorren la singladura de los rincones donde yace, con desolada tristeza, el olvido. Pero la fuerza del amor los reconquista, mece y otorga la nueva vida de la substancia emérita: pasión, y alianza con el sueño de la esencial existencia.
Cada minúscula gota de esperanzada inteligencia, cada rebrote inesperado de fantasía, litigan con las torpes causas del cáustico vivir cotidiano. Y es clara virtud del poeta Edu Barbero atrapar la sinestesia, realizar su particular, y tan especial, salto en el vacío, para después, esperando el ojo versátil de nuestra inocencia, enhebrar la aguja noble de la sensibilidad colegiada. Y por tanto, ahora sí, se cumple la profecía: la libertad es un canto para la creatividad, y tan sólo necesita que se manifieste el prodigio de la comunicación.
Y la paradoja, pero también la celebración de los encuentros insólitos, convergen en el ámbito fértil y en el susurro frágil que aureola la poética de Edu Barbero. El poeta nos tienta la curiosidad cuando nos acaricia con los versos erigidos con tanto esmero. Aunque también, y como nos recuerda Paul Klee: “El arte no reproduce lo visible, sino que hace visible.” El artista Edu Barbero, así pues, escruta las sombras a través de los undosos pliegues de la seda que contiene su mirada.
josep sou