espectros
Serie de 14 imágenes de fotografías tomadas en 2017 e intervenidas en 2024 / 30 X 30 cms /
Son más que simples bolsas, más que herramientas de un uso que parece efímero. Estas formas blancas, desgarradas, se convierten en espectros de una modernidad que nos asfixia. Vagando por el viento, atrapadas en ramas, flotando en océanos, son los fantasmas de nuestra desidia. No desaparecen con el tiempo, no descansan en paz. Como almas errantes, recorren décadas y siglos, incapaces de disolverse en la tierra que las rechaza.
El plástico, ese material que revolucionó nuestra forma de vivir, se revela aquí como un recuerdo del daño causado. Su tardanza en desaparecer convierte a estas bolsas en relicarios de una era marcada por el exceso. Cada una, una advertencia silenciosa. La forma que adoptan en su abandono evoca figuras que parecen humanas, pero son vacías, carentes de vida: un eco visual de nuestra desconexión con el planeta que habitamos.
En el fondo negro que las aísla, estas imágenes sugieren un luto por aquello que hemos perdido: océanos llenos de vida, cielos despejados, suelos fértiles. La metáfora no es sutil, pero es urgente: el daño de lo plástico no solo contamina el paisaje, sino también el tiempo, como si el futuro estuviera atrapado en esta trampa transparente y resistente.
Y mientras estos fantasmas vagan, la pregunta persiste: ¿seguiremos llenando el mundo de espectros, o aprenderemos a darles un descanso definitivo?